salud física

Los electrolitos son sustancias químicas que conducen la electricidad cuando se mezclan con agua. Regulan la función nerviosa y muscular, hidratan el cuerpo, equilibran la acidez y la presión sanguínea y ayudan a reconstruir el tejido dañado. Los músculos y las neuronas a veces se denominan "tejidos eléctricos" del cuerpo. Se basan en el movimiento de electrolitos a través del fluido dentro, fuera o entre las células. Cuando estas sustancias se desequilibran, pueden provocar debilidad muscular o una contracción excesiva. Las células del corazón, los músculos y los nervios usan electrolitos para llevar impulsos eléctricos a otras células.

El cuerpo cambia su nivel de electrolitos a lo largo del día, y los cambios menores en los niveles no son necesariamente motivo de preocupación. Por ejemplo, el nivel de sus electrolitos puede disminuir durante y después de su ejercicio a medida que el cuerpo ha ejercido energía. Los niveles también pueden desequilibrarse cuando los niveles de agua en su cuerpo cambian a lo largo del día. Sin embargo, el nivel de un electrolito en la sangre puede llegar a ser demasiado alto o demasiado bajo, lo que provoca un desequilibrio. Esto puede deberse a causas más intensas, como la pérdida rápida de líquidos a través de la diarrea o los vómitos. Estos electrolitos deben ser reemplazados para mantener niveles saludables. Los riñones y varias hormonas regulan la concentración de cada electrolito. Si los niveles de una sustancia son demasiado altos, los riñones la filtran del cuerpo y diferentes hormonas actúan para equilibrar los niveles. Los signos de un desequilibrio electrolítico son una sensación general de debilidad, espasmos musculares, confusión mental, fatiga y cambios en la presión arterial. El control regular y el consumo de electrolitos después de un ejercicio intenso o de sudar abundantemente pueden ayudar a mantener los niveles. Asegúrese de mantenerse hidratado en todo momento.

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